Perdóname hija
- Gloria, Mammy Montessori
- 14 dic 2018
- 5 Min. de lectura
Esta entrada del Blog es más especial de lo normal para mí, pues habla de una madre, hoy con 50 años y alguno más, que como todos ha tenido una vida de altos, bajos y en la que si te paras a pensar dices, "¿qué más da donde estoy hoy?" la vida puede dar tantas vueltas y tú mismo hacer tantos cambios rutinarios, personales, espirituales... que qué más da.
Esta es una madre que, como la mayoría de aquellas madres de la generación pasada criaron a sus hijos de la mejor manera que supieron, totalmente inmersas en la educación tradicional, pero que ya empezaban a sentir que algo no cuadraba entre la educación y el respeto al niño, pero que por ser mujeres sumisas por aquel entonces, no tenían otra que criar a sus hijos como su madre y suegra le decían, igual que lo hicieron sus bisabuelas, etc.
Estas madres de los años 70/80, hoy se han encontrado con una sociedad que ha sufrido un tremendo cambio y muchas veces se echan las manos a la cabeza, pero también están teniendo a su alcance gran información sobre crianza y educación de lo más novedosa, viendo a sus hijas criar de una manera totalmente diferente: con apego, respetando los ritmos del niño, evitando la educación con miedo a las consecuencias, adaptando sus domicilios a la altura y necesidad de los pequeños.... y por ello, recibo esta carta, la carta de MI MADRE, la que a pesar de haberse esforzado tanto en nuestra crianza, siente que nos ha fallado por no haberse dado cuenta de ciertas cosas o haberse dejado llevar por "lo que debía ser", a lo que yo le digo:

"Mamá, respira, duerme en paz, pues todo lo que hiciste fue sembrar una semilla que hoy germina hacia un nuevo despertar. Cierra los ojos, recuerda todo el amor que nos diste, como nos reíamos, como nos enseñabas a ser valientes ante la vida y amables con el que está a nuestro lado, a respetar a aquellos que aunque aparenten ser diferentes son iguales a nosotros. A saber que este mundo no es solo de algunos, sino que hay que luchar por la vida porque esta es de todos. Nos diste espiritualidad, algo que hoy día valoro tanto. Nos diste sensatez, humildad y una lista de valores, que auque tengamos que trabajarlos y seguir mejorando, sabemos identificarlos. Respira mamá, abre los ojos y sonríe, pues todo lo que hiciste con amor te ha sido recompensado y a tu lado, seguiremos caminando."
Para Glory
A día de hoy, como mujer adulta que soy, tengo que atestiguar que el transcurso de la vida, y el continuo aprendizaje que ésta te aporta, hace que lo que en un momento te pareciera apropiado y correcto, al tiempo, veas que quizás podría haber sido mejor de otra manera. Esto nos enseña dos cosas: Por un lado, a parte de una enorme humildad, reconocer la importancia del conocimiento adquirido como responsable de nuestra actuación en las distintas etapas por las que pasamos a través de nuestra existencia en este mundo y, a la vez, por otro, replantearnos nuestra actitud y reacción por las actuaciones de los demás. Pero hay una reflexión, especialmente importante para mí, que me he hecho recientemente y ha sido gracias a una de mis hijas.
Soy madre de dos hijas maravillosas que, como todos, siguen pasando por sus diferentes etapas de perfeccionamiento y, también, abuela de cinco preciosos nietos que están empezando ahora su recorrido. Puedo decir que la educación siempre me ha interesado de forma muy especial, pero ha sido ahora, cuando mi hija me ha mostrado el enfoque de María Montessori, cuando he comprendido que la educación que deseaba ver reflejada en sus caracteres y comportamiento no era algo que yo debía “implantarles” sino que es algo innato en ellos, algo que ya tienen dentro y que solo se trata de acompañarlos en su proceso de desarrollo para que puedan sacarlo de forma natural.
Frases de María Montessori tales como:
“La energía desconocida que puede ayudar a la humanidad es la que se esconde en el niño”
“La educación en la infancia temprana es la llave para construir una sociedad mejor”
“La observación científica ha establecido que la educación no es lo que un profesor da, es un proceso natural llevado a cabo espontáneamente por el individuo y no se adquiere escuchando palabras, sino a través de experiencias en el entorno”
“La educación no debería seguir siendo sobre todo impartir conocimiento, sino que debe tomar un nuevo camino, buscando la liberación de las potencialidades humanas”
“Si la educación reconoce el valor intrínseco de la personalidad de un niño y lo provee de un entorno apropiado para su crecimiento espiritual, tendremos la revelación de un nuevo ser completamente nuevo cuyas asombrosas características pueden contribuir a la mejora del mundo”
… han sido y son las ideas que siempre he tenido presentes pero, erróneamente, hice sólo hincapié en los principios, los valores, en la orientación espiritual de la vida y jamás reparé en el método para que se produjese de forma espontánea esa educación deseada.
Como Maestra, y por su propia experiencia, mi hija, ha tenido siempre esa inquietud por los métodos más apropiados que pudieran ayudar de forma eficaz al niño y a la niña en su desarrollo desde su más tierna infancia. Ello pone en evidencia su propia bondad y al mostrarme la metodología seguida por María Montessori, me ha dado la respuesta a muchas preguntas que me hacía.
Pensé en lo que yo debía hacer para educar, y no pensé nunca en lo que debía dejar de hacer para que mis hijas lo desarrollaran por sí mismas y fueran descubriendo todo aquello que estaba dentro de ellas potencialmente y que poco a poco iba a salir a la luz. Basé el éxito, o no, de una enseñanza en los contenidos únicamente, pero he descubierto que el fenómeno de la educación, sin un método concreto y apropiado, puede frustrar el aprendizaje de las más excelentes de las enseñanzas. El bagaje cultural que arrastré de generaciones anteriores y sus anticuados métodos rígidos y dictatoriales pudo haberles impedido conocer a fondo nuevas creencias que anhelaba que ellas interiorizaran.
Ahora, siento que tengo que pedirles perdón por no haber sabido ver y apoyar sus iniciativas infantiles, por los errores que cometí de forma inconsciente a pesar de los principios tan novedosos que siempre hemos defendido y compartido en familia. Doy infinitas gracias a Dios por haberle ofrecido a ellas la oportunidad de desarrollarse por sí mismas y haber podido adquirir esa preparación espiritual que hoy tienen y que les hace ver lo bueno allá donde esté, tal como ha sucedido al encontrarse con María Montessori.
Hoy reconozco que muchas de las enseñanzas de la fe Bahá’í, Religión que he seguido desde mi temprana juventud, tales como esta: “Considerad al hombre como una mina rica en gemas de inestimable valor. Solamente la educación puede hacerle revelar sus tesoros y permitir a la humanidad beneficiarse de ellos”, he llegado a comprenderlas más en profundidad gracias al contacto que mi hija me ha facilitado con el método Montessori.
Como hija, solo puedo decir GRACIAS por esta reflexión. Hoy día, compruebo todo lo que me ayudan mis propias hijas, creciendo día a día, por lo que si yo, como hija, sigo aportado algo a mi madre, me hace sentir de lo más satisfecha. ¡Te quiero mamá!
Gloria, Mammy Montessori
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