Seres Incondicionales

EL NIñO AMA AL ADULTO sobre todas las cosas, (aunque creamos que nos quieren desafiar, molestar, enfadarnos desde muy pequeños) y por el contrario se suele decir: “¡Cuánto quiere el adulto a los niños!”.

Se dice que es necesario enseñar a los niños a amar. Tienen que amar a la madre, al padre, a los maestros; tienen que amar a todos los hombres del mundo; tienen que amar a los animales, las plantas, y todas las cosas.

¿Quién se lo enseñará? ¿Quién será ese maestro del amor? ¿Será quizás aquel que califica de caprichos todas las manifestaciones infantiles y que piensa "defenderse" del niño? Es evidente que éste no puede ser el maestro de amor.

Por el contrario, es el niño el que ama a los padres, le desea muy próximo, presente, y su delicia es reclamar su atención sobre sí mismo: “mírame, estamos juntos”.

Cuando por la noche va a acostarse, llama a la persona amada, rogándole que no le abandone. Cuando vamos a comer, el niño que todavía está en la lactancia, quisiera venir con nosotros, estar muy próximo para mirar al adulto, no para comer, pero eso molesta y se le mete en un parque o cuna.

El adulto pasa junto a su amor místico sin recogerlo: aquel pequeño que os ama, crecerá y desaparecerá. ¿Y quién os amará como él? ¿Quién os llamará un día, cuando va a acostarse, diciendo cariñosamente: “quédate, hasta que ya no te vea” en lugar de decir indiferente: “buenas noches, adiós”? ¿Y quién tendrá un deseo tan intenso de mirarnos mientras comemos, quedándose en ayunas solo para sentirte cerca?

Nos defendemos de ese amor que pasará y no encontraremos otro que le iguale. Decimos con agitación: “No tengo tiempo, no puedo, tengo qué hacer” y pensamos en el fondo: “el niño ha de corregirse, de lo contrario yo seré su esclavo”.

Queremos librarnos de él para hacer lo que nos plazca, para no renunciar a nuestras comodidades y no somos o no queremos ser cociente de ello.

Sí, el amor del niño tiene considerable importancia para nosotros. El padre y la madre duermen toda la vida, tienen la tendencia a dormir sobre todas las cosas y es necesario que un nuevo ser les desvele y les anime con una energía fresca y viva, que ya no existe en ellos. Es necesario un ser que obre distintamente y que vaya a decirles cada mañana: “Es otra vida que tú has de llevar: aprende a vivir mejor.” Sí, vivir mejor; sentir el soplo del amor.

El hombre iría degenerándose sin el entusiasmo y la energía del niño que le ayuda a renovarse. Si el adulto no intenta renovarse, se formará una coraza dura en torno a su espíritu y acabará por ser insensible: y de este modo insensato perderá su corazón.

Cuántas veces hemos dicho, desde que soy madre/padre mi mundo ha cambiado, mi ser se ha transfrormado.. y esque ahí está el niño, incondicional, despertando nuestro ser cada día.

#mariamontessori #elnino Gloria Mammy Montessori